La soledad es uno de los peores sentimientos de la vida. Uno se siente despreciado, rechazado, innecesario. A la gente solitaria usualmente le cuesta trabajo comunicarse con otras personas. Están solos porque no pueden hablar con otros porque se sienten muy mal consigo mismo.
¡Ayúdenme, quiero salir de esto!
¿Cómo puedes liberarte de ese problema?
- Comienza a leer algo de la Biblia cada día. Cuando lees la Palabra de Dios te sientes en su presencia. Si sabes que él está contigo, aún cuando parezca que estás solo, ya no estás solo. Tu mejor amigo está a tu lado.
- Incorpórate al grupo de jóvenes de tu iglesia. Piensa en lo que puedes ofrecer al grupo, en lugar de lo que puedes recibir.
- Si es posible, restaura los vínculos rotos con tu familia.
- Mantente en contacto con un líder juvenil, el pastor, o un amigo en quien confíes. Pídele a esa persona que te avise si ve que te deslizas hacia la auto compasión o alguna acitud negativa que pueda alejar de ti a otras personas.
- Tómale la palabra al Señor. El Señor ha prometido que no nos dejará o abandonará.
- Aseguráte de que estás en buenas relaciones con el Señor. Si estás <<desconectado>> de Dios, ello afectará a todas tus otras amistades.
- A veces tendrás que esforzarte por llevarte bien con la gente. Una de las mejores maneras es hacer preguntas. Todo el mundo tiene algo que decir, pero muchos no encuentran alguien que quiera escucharlos.
- Trata de expresar tus propios sentimientos y pensamientos. Muchas personas no dicen lo que piensan por temor a decir tonterías. Prueba iniciar una conversación con <<yo siento>> o <<yo pienso>>, y entonces expresa simplemente de qué se trata. Tal vez estés en lo cierto o equivocado. Pero si es una opinión sincera, nadie podrá disputarla. Eso es lo que sientes.
- Mira a los ojos de la gente cuando hables. Además de darle confianza, ello le dirá a la persona con la que conversas: <<Me interesa los que estás diciendo; quiero seguir escuchándote>>.
- Cuando te sientas apenado o tímido, o quieras esconderte en algún rincón, detente. Ora ahí mismo. Pídele a Dios una dosis extra de confianza, él te dará la ayuda que necesitas.
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