2. Profecías cumplidas. La Biblia contiene cientos de profecías que se han cumplido palabra por palabra. Algunas fueron anunciadas con cientos de años de anterioridad. Por ejemplo el profeta Miqueas dijo que el Cristo nacería en Belén (Miqueas 5.2), y así sucedió (Mateo 2.5-6).
3. La arqueología y la historia prueban la exactitud del Nuevo Testamento. Los críticos han tratado de refutar la Biblia, pero no lo han conseguido. Por ejemplo, existe suficiente evidencia para probar la resurrección de Cristo en cualquier juicio justo.
4. No hay "cánones perdidos". Los cristianos primitivos que reunieron los libros incluidos en la Biblia original (llamada el canon de las Escrituras) fueron muy cuidadosos. Muchos libros sobre Jesús se escribieron en los primeros siglos después de su resurrección. Algunos de ellos se pueden leer con interés, pero no son Escritura. Los grupos que aprobaron los libros del Nuevo Testamento, los revisaron, oraron, y los compararon entre sí. Querían que solo aquellos libros que habían sido inspirados por Dios entraran a formar parte de la Biblia.