¿Existe el cielo?

La mayoría de la gente cree en el cielo. Muchos que no creen en el infierno creen en el cielo.
¿Pero dónde está el cielo? ¿A qué se parece? ¿Cómo puedo llegar allí? ¿Como es que los astronautas no se tropiezan con el en el espacio exterior? Esas son buenas preguntas. 

En nuestros días la mayoría de los cristianos están tan ocupados en las cosas de este mundo que sólo unos pocos piensan y hablan algo sobre el cielo. Hasta que tiembla la tierra. Entonces la gente mira hacia arriba.

La biblia dice bastantes cosas sobre el cielo. ¡El tema es mencionado 52 veces en el libro del Apocalipsis, solamente! Cientos de otras referencias aparecen esparcidas a través de la Biblia. 
¿Qué aspecto tiene el cielo? 

¿Qué sabemos acerca del cielo? ¿Porque no me gustaría ir allí? Algo más importante aún; ¿sabemos que el cielo es la casa de Jesús? Sí, su espíritu vive en el corazón de todos los creyentes verdaderos. ¡Pero en el cielo podrás ver a Jesús vivo, persona! Cuando Jesús regrese a la tierra toda persona alguna vez haya vivido podrá contemplarlo, aún los que lo crucificaron. Citando a los profetas Daniel y Zacarías el apóstol Juan escribió:

<<He aquí que viene con las nubes y todo ojo le verá, y los que le traspasaron>> Apocalipsis 1.7).

 ¡Es maravilloso! ¡Vas a ver al Rey!

 ¡Ninguna excusa esta vez!

Tú estarás allí, cuenta con eso. Y no llegarás tarde. A lo mejor eres alguien acostumbrado a dejar las cosas para ultima hora, pero esta reunión no te la vas a perder. Tal vez evites a Jesucristo toda tu vida sobre la tierra. Tal vez intentes echarlo de tu vida, rechazarlo. Pero si a alguien te vas a enfrentar algún día, lo quieras o no, es a Jesucristo.

En ese momento, si tú lo conoces (lo que se evidencia viviendo para él), te recibirá en su mansión celestial. Si lo conoces, le escucharás pronunciar palabras que resonarán en tus oídos en el infierno para siempre: <<Nunca os conocí; apartaos de mí>> (Mateo 7.23)

Tu futuro hogar 

El cielo no es sólo la casa de Jesús, sino tu futuro hogar también. La noche antes de que lo mataran, Jesús dijo a sus discípulos: <<No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis>> (Juan 14.1-3), ¿Te puedes imaginar el lugar que el todopoderoso Rey Jesús está preparando para ti? ¡Será algo mejor que el más maravilloso de los sueños! La Biblia dice que en el cielo gozaremos de completa libertad para estar con nuestro Dios, Juan escribe proféticamente:  <<…He aquí el tabernáculo de Dios con los hombre, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios>> (Apocalipsis 21.3).

Verdadera alabanza y adoración 

El <<lenguaje>> del cielo será la alabanza. No es necesario preparar culto de adoración. La adoración fluirá espontáneamente hacia Dios desde el corazón de su pueblo.

¿Qué no habrá en el cielo? 

 Es interesante notar lo que no habrá en el cielo:


  • No habrá más pugnas con Satán (Apocalipsis 20.10)
  • No habrá mar (21.1; algunos estudiosos de la Biblia creen esto significa que nunca más nos separaremos de nuestros seres queridos)
  • No habrá lágrimas en el cielo; ni ningún tipo de muerte, sufrimiento, ni dolor (21.4)
  • No habrá templo (21.22)
  • No habrá sol ni luna (21.23)
  • No habrá noche, ni cierre de las puertas de la ciudad (21.25)
  • No habrá nada indigno (21.27)
  • No habrá nadie con pensamientos sucios (21.27)
  • No habrá nadie que diga mentiras (21.27)
  • Se acabará la maldición del pecado (22.3)
El cielo es un lugar de santidad

Todo lo que tiene que ver con el cielo es santo. El Señor del cielo es santo. Los ángeles y otras criaturas que adoran al Señor Jesús son santos. Los santos redimidos de Dios también lo son. Todo en el cielo es santo.


Si ese es el caso (y lo es), obviamente, no todo el mundo va a ir al cielo. Por eso Jesús advertía:


¿Cómo puedes entrar  al cielo?


Hay un solo camino para llegar al cielo; a través de Jesucristo. Él te debe conducir o nunca lo lograrás por ti mismo. Tú no vas al cielo porque hayas acumulado más puntos a favor que en contra en tu expediente personal. No, la gente que va al cielo realmente merece ir al infierno. Pero acudieron a Jesús, y él los salvó.


Para ir al cielo debes nacer otra vez. No basta con ser miembro de alguna iglesia, sino un miembro por la fe en lo que la Biblia llama <<el cuerpo de Cristo>>. Si nunca has nacido de nuevo, o si no estás seguro de que ello ha sucedido, estamos a tiempo para comprobarlo.

Cómo nacer otra vez


Jesús nunca nos ofreció una fórmula  para nacer otra vez. El no siempre obra de la misma manera.  Pensándolo bien, se necesitan cuatro actos de voluntad para transformarte en un cristiano renacido:
  • Debes reconocer que eres un pecador y que quieres ser salvo.
  • Debes arrepentirte de tus pecados. Esto significa que quieres darle la espalda a tus pecados. La palabra arrepentirse quiere decir cambiar completamente de rumbo.
  • Debes creer que Jesús murió por ti en la cruz y que se levantó de entre los muertos.
  • Debes recibir a Jesús en tu vida. La mejor manera de hacerlo es simplemente pedirle que entre en ella. Dile a Jesús que tú quieres confiar en él de ahora en adelante. Dale gracias por salvarte en este momento.

A sus pies


Cuando el mundo te inunda de fatalidad, 
Y te agobia la vida con su mucho afán,
Y se llena tu alma de preocupación,
Y se seca la fuente de tu corazón.

Cuando quieres huir, por que no puedes mas,
Por que solo te sientes entre los demás,
Y no hay más en tus ojos brillo y emoción,
Y se cierra tu boca por que no hay canción.

Puedes sentarte a sus pies,
Y de sus manos beber,
La plenitud que tu alma necesita.

Puedes sentarte a sus pies,
Y cada día tener,
Una nueva canción y nueva vida.

A sus pies hay paz, gracia y bendición,
A sus pies tendrás, luz y dirección.

La plenitud en él, nunca se agotara,
Puedes descansar, en su presencia.

El Secreto



Me encontré con Dios en la mañana,
Cuando el día prometía lo mejor,
y su presencia vino como el alba...
Como algo grandioso en mi interior.

Todo el día su presencia fue tan cierta...
Todo el día junto a mi yo lo sentí;
Y navegamos en perfecta calma
aunque el mar no cesará de arreciar.

Vi otras naves, azotadas por las olas,
Vi otras naves tan llenas de aflicción;
Pero esos vientos que a ellas arrastraban,
A la nuestra llenaban de paz y de quietud.

Luego, recordé otras mañanas...
Y avergonzado, mi conciencia me acusó,
Pues también yo, soltando las amarras,
Muy tristemente... De su presencia me alejé.

Creo haber el secreto ya aprendido.
Al ver frustrados mis caminos vez tras vez,
Debes buscar al Señor por la mañana,
si en todo el día quieres la compañía de él.

Ralph S. Cushman.

¡Abajo con el diablo!

¿Le tienes miedo al diablo? Muchos de tus amigos sí, tú lo sabes. Ellos se paralizan de miedo solo de imaginarse que Satán (otro nombre del diablo) se les eche encima. Muchos cristianos piensan más en el diablo que en Jesús.

No le des mucho crédito al diablo. Seguro que es real, un enemigo sucio de verdad, ¡pero no olvides que el diablo y sus demonios han sido derrotados! Jesús ganó la guerrra cuando murió en la cruz y se levantó de la tumba en la primera Pascua, hace mucho tiempo.

Ahora, si confías en Jesús, <<el Espíritu Santo de Dios está en ti y es más poderoso que el que está en el mundo>> (1 Juan 4.4). Eso significa que no debes temerle al diablo. 

¿Es eso ser engreído?

No, es comprender y creer que Jesús es más fuerte que el diablo y sus demonios. No hay poder demoníaco sobre la tierra o en el infierno que pueda enfrentarse al nombre de Jesús.

A Satán se le conoce por varios nombres en la Biblia. Algunos de ellos son:
  • Tu enemigo, el diablo (1 Pedro 5.8)
  • La antigua serpiente que engaña a todo el mundo sobre la tierra (apocalipsis 12.9)
  • El dios que reina en este mundo (2 Corintios 4.4)
  • El asesino y mentiroso (Juan 8.44)
  • El león rugiente (1 Pedro 5.8)
Algunos de tus amigos quizás piensen que lo de Satán es una simple broma, o que es indiferente rendirle pleitesía al diablo. Pero por varios de sus nombres podrás ver que el diablo es alguien de cuidado. No te equivoques con él.

Ve a lo esencial

Si lees la Biblia tendrás el panorama real. Y nada de él te provocará pesadillas. ¿Por qué? Porque en cada batalla con el diablo y sus demonios se demuestra que Jesús es el dueño del Universo. Jesús siempre derrota al diablo.

Por ejemplo, un día Jesús acababa de salir de un bote, después de cruzar el mar de Galilea, cuando un hombre poseído de espíritus malignos se le acercó corriendo (véase Marcos ). El tipo era un desastre, tanto que el pueblo lo consideraba un caso sin remedio. Habían tratarlo de calmarlo atándolo con cadenas y poniéndoles grilletes de hierro. Pero cuando los demonios se manifestaban, el hombre rompía las cadenas y desbarataba los grilletes como si fueran de estambres. Al final, todo el mundo dijo: <<No hay nada más que podamos hacer por él>>. Así que lo expulsaron del pueblo y lo enviaron a vivir al cementerio.

Allí fue donde Jesús lo encontró. El hombre con el espíritu maligno era un maníaco; día y noche se la pasaba corriendo de un lado para otro, gritando e hiriéndose a sí mismo con rocas afiladas.


Jesús está al timón

Jesús pudo pasar de largo, pero no lo hizo. Las barbaridades que aquel hombre hacía no lo detuvieron. Tampoco tenía temor alguno. Simplemente se hizo cargo de todo y expulsó a los espíritus que lo atormentaban. Al instante, el hombre estaba bien. Jesús dejó que los demonios entrasen en un hato de cerdos que estaba pastando en la ladera de una colina. Inmediatamente, los cerdos corrieron hacia un despeñadero y se ahogaron en el lago.

Malas nuevas; buenas nuevas

Las malas noticias es que sólo portándote bien nunca podrás entrar al cielo. En realidad la Biblia enseña que con buenas obras no te ganas ningún punto a tu favor en la cuenta de Dios. Tú no puedes ganarte el entrar a formar parte de la familia de Dios.

Las buenas noticias son que Dios ya ha hecho todo lo necesario para salvarte del pecado y abrirte las puertas del cielo. Él apóstol Pablo explicaba esto a su colaborador Tito de la siguiente manera:


¿Eres lo suficientemente bueno para entrar al Cielo?

Hay mucha gente que dice <<Huy, yo no soy tan mala persona. Vivo una vida decente. Seguramente Dios me dejará ir al cielo>>.

Desafortunadamente esas personas han olvidado algo importante. No es lo malo que tu eres sino lo bueno que puedes ser. ¿Eres suficientemente bueno para que Dios te deje entrar al cielo, un lugar donde no hay pecado, ni pensamientos sucios, ni egoísmo, ni maldad, ni nada que pueda desagradar a Dios? No es cuántos pecados tu hayas cometido; la cuestión es: ¿has pecado alguna vez? Si alguna vez has pecado (todos nosotros lo hemos hecho), necesitas un Salvador.



Proverbios 4.23


¿Me mandará Dios al infierno?



Dios no manda gente al infierno por ser mala. Si lo hiciera, el cielo sería un lugar solitario. Las personas van al infierno porque rechazan a Jesucristo como señor y salvador. Si alguien rechaza a Jesús el resultado natural es el pecado. Por lo común, la razón por la que lo rechazan es también el pecado.
La Biblia dice: <<Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de dios es vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor>>
¿Existe realmente el infierno?

Puedes contar con ello. Quizás no escuches hablar mucho del infierno en estos días, al menos que alguien le grite a otro que se vaya para allá. Pero el infierno es algo real. La Biblia lo menciona a menudo. En realidad, la biblia tiende a decir tres veces más sobre la justicia de Dios, el juicio, la ira divina, y el castigo del pecado, de lo que dice del amor y la misericordia de Dios. Pero entonces, ¿qué es lo que cuenta?

¿Cómo es el infierno?

Jesús contó una historia en Lucas 16.19-31 <<Lázaro  y el hombre rico>>. En ella puedes encontrar alguna información acerca de como es el infierno. (Los especialistas se preguntan si Jesús quiso decir que los acontecimientos por Él narrados ocurrieron realmente. Pero la cuestión es que Jesús incluyó los siguientes detalles)

  • El hombre rico estaba despierto, no en algún tipo de sueño.
  • Era capaz de ver. Miró hacia arriba y vio a Lázaro y Abraham muy lejos de él, aparentemente en el cielo (16.23). Pudo hablar. Rogó a Abraham que tuviera piedad de él, pero ya era muy tarde (16.24).
  • Estaba sediento (16.24).
  • Estaba sufriendo terriblemente en el fuego (16.23-24)
  • No podía escapar. Abraham le dijo <<una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá>> (16.26).
  • El hombre rico tenia memoria. El podía recordar a su familia e inclusive le pidió a Abraham que le advirtiera de los horrores de aquel lugar (16.28). Este puede que sea uno de los aspectos más terribles del infierno. La persona que rechace a Jesús será capaz de recordar las oportunidades que ella o él tuvieron de confiar en él, pero decidieron no hacerlo.
Cuatro palabras, una idea
La Biblia utiliza cuatro diferentes palabras para referirse al infierno. La más empleada en el Antiguo Testamento es seol. Este término significa algo así como un submundo oscuro y tenebroso. Es el lugar de la muerte. No se dice nada del fuego y del azufre, pero el seol no es seguramente el lugar donde te gustaría vivir eternamente. En el Nuevo Testamento  la palabra hades significa aproximadamente lo mismo que seol. Otra palabra tartarus, es utilizada una vez por el Apóstol Pedro. Describe el lugar donde fueron enviados los ángeles desobedientes después de pecar (2 Pedro 2.4).
La palabra más común para el infierno en el Nuevo Testamento es Gehenna. Diez de la once veces en que aparece viene de la boca de Jesús mismo. Gehenna significa << un lugar de castigo final para los incrédulos >> . Estas cuatro palabras quizá no se refieran al mismo lugar. Pero la cuestión definitiva consiste en que el cielo es el sitio donde debemos estar.

El basurero de la historia humana
Originalmente. Gehenna se refería a un lugar, el valle de Hinnom, localizado en las afueras de Jerusalén. Era allí donde donde se ofrecían sacrificios humanos al dios pagano Moloc, años antes de que Jesús naciera. Ya en tiempos de Cristo se había convertido en el basurero de Jerusalén. Los montones destapados de basura atraían todo tipo de insectos y gusanos, ratas y otros insectos por el estilo. Para reducir las amenazas a la salud, se prendía fuego al basurero de vez en cuando. Humo, fuego y horribles olores, formaban parte también del Gehenna.

Cuando Jesús quizo describir los horrores del infierno en términos humanos usaba el término Gehenna. Era un lugar de castigo eterno; un sitio de extrema, absoluta oscuridad. Es el basurero de la historia humana.


El infierno no es un salón de fiestas

Un tonto dijo una vez  <<Yo no quiero ir al cielo. Me gusta más el infierno. Allí es donde se celebran las mejores fiestas. Allí todo el mundo se emborracha y allí estarán seguramente las chicas divertidas y de cabeza loca>>.

¿Eso cres?
Siete veces en el evangelio Jesús se refiere como al lugar donde la gente llora y cruje sus dientes. Lo llamó horno de fuego. Quizá tenía el montón de basura en mente cuando dijo: allí donde el gusano... <<nunca muere, y el fuego nunca se apaga>> (Marcos 9.48).


¡Yo pensaba que Dios era amor!

El es amor, pero no una melcocha, no un Dios <<que no mata una mosca>>. Alguna gente dice, <<Bien, yo creo en Jesús, ¡pero no creo en el infierno!>>.

Peor para ellos: no aciertan a comprender que la mayor parte de lo que sabemos del infierno viene de la boca del propio Jesús. Fue Jesús el que dijo: quien acuse a su hermano de fatuo, <<quedará  expuesto al infierno de fuego>> (Mateo 5.22). Fue Jesús quien reprendió a sus amigos por temer que los hombres pudiesen hacerles daño: <<Y no teméis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno>> (Mateo 10.28).