¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios?

Definamos primero los términos. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de <<la voluntad de Dios>>? La voluntad de Dios es lo que él desea.

La Biblia dice que Dios tiene un plan para todo el mundo. Él está consciente de todo lo que pasa en la tierra. El dirige el curso de la historia mundial y de todo lo que ocurre en nuestros días. Nada sucede sin que él sea la causa o lo permita.


¿Cómo me guiará Dios?

Dios puede hablarte de muchas maneras. No podemos limitar a las formas que Dios es capaz de emplear para comunicarse con nosotros.

Sea como sea, cuando estés buscando la dirección de Dios para tomar cualquier decisión, debes hacerte tres preguntas importantes:

  • ¿Qué dice la Biblia de esto? Lo que está sucediendo o lo que interiormente sientes debe darte una pista acerca de lo que Dios quiere que hagas. No obstante, la fuente primera para hallar la voluntad de Dios es la palabra de Dios (fíjate en 2 Timoteo 3.16-17).
  • ¿Qué dicen los sabios? La segunda pregunta que debes hacerte cuando estás tratando de determinar lo que Dios quiere que hagas es: <<¿Qué dirían los consejeros sabios sobre esto?>> A través de toda la Biblia Dios insta a que busques consejo de los más sabios líderes espirituales: <<El camino del necio es derecho en su opinión; más el que obedece al consejo es sabio>> (Proverbios 12.15).  Entre tus consejeros espirituales pueden estar tus padres (si son cristianos), tu pastor, un líder juvenil de la iglesia, tu maestro de la Escuela Dominical, o un consejero cristiano profesional. Habla con uno o más de ellos cuando estés tratando de tomar una decisión sobre cualquier asunto. Sé cuidadoso en esto. Aún gente buena te puede dar malos consejos. Tú estás buscando consejo divino. Si alguien te da consejo que no se aviene con la Palabra de Dios, olvídalo.
  • ¿Qué dice el sentido común? Dios nos ha dado a todos un cerebro increíble, y espera que hagamos uso de él. No depende de tus propias ideas, pero no las ignores tampoco. Tal vez Dios esté tratando de decirte algo. De la misma manera debes considerar las circunstancias y acontecimientos, pero siempre a la luz de la palabra de Dios.

Otras formas en que Dios puede guiarte


Al lado de la Biblia, los sabios consejeros y el sentido común, Dios puede usar otros métodos para guiarte. No olvides, que la dirección de Dios siempre está de acuerdo con lo que dice la Biblia. Además de su Palabra, él puede orientarte por medio de:


  • Lo que sentimos por dentro. Algunas veces no puedes explicarlo, pero una voz interior te dice si algo está bien o mal. Sin embargo, ten cuidado. Satán también trata de usar los sentimientos para confundirte. Si no estás seguro de que la <<inspiración>> viene de Dios, regresa a las tres principales fuentes que pueden guiarte: la Biblia, consejeros cristianos y tu sentido común. Pídele a Dios que te muestre, o te confirme, si lo que sientes procede de él.
  • Dirección sobrenatural¿Puede Dios usar sueños sueños, visiones, voces, acontecimientos milagrosos, <<pruebas>> (al pedirle que te confirme cierto curso de acción por medio de señales especiales), u otros métodos poco comunes? Probablemente, pero no tan frecuente como la gente lo imagina. Siempre hay que confrontar las señales sobrenaturales con la Biblia.
  • Puertas abiertas y cerradas. Las circunstancias pueden formar parte de la dirección divina, pero sé prudente. Nunca apoyes una decisión en las circunstancias exclusivamente. Tu mejor medio es empujar suavemente esas puertas abiertas. Si se siguen abriendo, pasa con cuidado entre ellas. Si te golpean en la cara, échate atrás. No trates de forzarlas.
  • Tus deseos personales. Los cristianos a veces cometen dos errores opuestos con relación a sus sueños, metas y deseos. El primer error consiste en pensar que porque queremos hacer algo, debe ser la voluntad de Dios. El segundo es creer que porque lo queremos nosotros, no es la voluntad de Dios. Las dos suposiciones pueden fácilmente estar equivocadas. Sólo porque una cosa te guste no la excluyas como algo que puede formar parte de la voluntad de Dios. ¡Tal vez lo sea!